viernes, 20 de marzo de 2015

LECTURA 20 DE MARZO

DÍA 79

20 DE MARZO (JUECES 2:1-4:24)

CAPÍTULO 2
                    
EL ÁNGEL DE JEHOVAH EN BOQUIM

1 El ángel de Jehovah subió de Gilgal a Boquim, y dijo:

—Yo os saqué de Egipto y os introduje en la tierra acerca de la cual había jurado a vuestros padres diciendo: "No invalidaré jamás mi pacto con vosotros, 2 con tal que vosotros no hagáis una alianza con los habitantes de esta tierra, cuyos altares habréis de derribar." Pero vosotros no habéis obedecido mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? 3 Por eso yo digo también: No los echaré de delante de vosotros, sino que os serán adversarios, y sus dioses os servirán de tropiezo.
4 Aconteció que cuando el ángel de Jehovah acabó de decir estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró. 5 Por eso llamaron a aquel lugar Boquim. Y ofrecieron allí sacrificios a Jehovah.

FIN DE LA GENERACIÓN DE JOSUÉ

6 Cuando Josué ya había despedido al pueblo, los hijos de Israel se fueron cada uno a su heredad para tomar posesión de la tierra. 7 El pueblo sirvió a Jehovah todo el tiempo de Josué y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, quienes habían visto todas las grandes obras que Jehovah había hecho por Israel.

8 Josué hijo de Nun, siervo de Jehovah, murió cuando tenía 110 años. 9 Y lo sepultaron en el terreno de su heredad en Timnat-séraj, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas. 10 Y toda aquella generación fue también reunida con sus padres.

APOSTASÍA Y AFLICCIÓN DE ISRAEL

Después de ellos se levantó otra generación que no conocía a Jehovah, ni la obra que él había hecho por Israel. 11 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehovah y sirvieron a los Baales. 12 Abandonaron a Jehovah, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, entre los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehovah. 13 Abandonaron a Jehovah, y sirvieron a Baal y a las Astartes. 14 El furor de Jehovah se encendió contra Israel, y los entregó en mano de saqueadores que los saqueaban. Los abandonó en mano de sus enemigos de alrededor, y ellos no pudieron resistir más ante sus enemigos. 15 Dondequiera que salían, la mano de Jehovah estaba contra ellos para mal, como Jehovah les había dicho y como Jehovah les había jurado. Así los afligió en gran manera.

SURGIMIENTO DE LOS JUECES

16 Entonces Jehovah levantó jueces que los librasen de mano de los que les saqueaban. 17 Pero tampoco escuchaban a sus jueces, sino que se prostituían tras otros dioses a los cuales adoraban. Se apartaron pronto del camino por el que habían andado sus padres, quienes habían obedecido los mandamientos de Jehovah. Ellos no lo hicieron así.

18 Cuando Jehovah les levantaba jueces, Jehovah estaba con el juez y los libraba de mano de sus enemigos todo el tiempo de aquel juez. Porque Jehovah se conmovía ante sus gemidos, a causa de los que los oprimían y afligían. 19 Pero acontecía que cuando moría el juez, ellos volvían atrás y se corrompían más que sus padres, siguiendo a otros dioses para servirles y para postrarse ante ellos. No se apartaban de sus obras ni de su obstinado camino.

PUEBLOS DEJADOS EN MEDIO DE ISRAEL

20 Entonces el furor de Jehovah se encendió contra Israel, y dijo: "Puesto que este pueblo ha quebrantado mi pacto que yo establecí con sus padres, y no ha obedecido mi voz, 21 tampoco yo volveré a echar de delante de ellos a ninguna de las naciones que Josué dejó cuando murió, 22 para que por medio de ellas yo pruebe si Israel va a guardar o no el camino de Jehovah andando por él, como sus padres lo guardaron."

23 Por eso Jehovah dejó allí a aquellas naciones y no las arrojó de una vez, ni las entregó en mano de Josué.

CAPÍTULO 3

1 Estas son las naciones que Jehovah dejó para probar por medio de ellas a Israel -a todos los que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán-, 2 sólo para que las generaciones de los hijos de Israel conociesen la guerra y la enseñasen a los que antes no la habían conocido: 3 los cinco jefes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios y los heveos que habitaban en la región montañosa del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta Lebo-hamat. 4 Estos estaban para probar por medio de ellos a Israel, para saber si éste obedecería los mandamientos que Jehovah había dado a sus padres por medio de Moisés.

5 Así es que los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, los heteos, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. 6 Además, tomaron a sus hijas por mujeres, dieron sus hijas a los hijos de ellos y sirvieron a sus dioses.

OTONIEL DERROTA A CUSÁN-RISATAIM

7 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehovah. Olvidaron a Jehovah su Dios y sirvieron a los Baales y a las Aseras. 8 Así que el furor de Jehovah se encendió contra Israel, y los abandonó en manos de Cusán-risataim, rey de Siria mesopotámica. Los hijos de Israel sirvieron a Cusán-risataim durante ocho años.

9 Pero cuando los hijos de Israel clamaron a Jehovah, Jehovah levantó un libertador a los hijos de Israel, quien los libró. Este fue Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. 10 El Espíritu de Jehovah vino sobre él, y juzgó a Israel. Salió a la guerra, y Jehovah entregó en su mano a Cusán-risataim, rey de Siria mesopotámica; y su mano prevaleció contra Cusán-risataim. 11 Así reposó la tierra durante cuarenta años. Y murió Otoniel hijo de Quenaz.

EHUD MATA A EGLÓN, REY DE MOAB

12 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah. Y Jehovah fortaleció a Eglón, rey de Moab, contra Israel, porque habían hecho lo malo ante los ojos de Jehovah. 13 El rey reunió consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y fue y derrotó a Israel; y tomaron posesión de la Ciudad de las Palmeras. 14 Y los hijos de Israel sirvieron a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.

15 Pero los hijos de Israel clamaron a Jehovah, y Jehovah les levantó un libertador: Ehud hijo de Gera, un hombre de Benjamín, que era zurdo. Los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón, rey de Moab. 16 Ehud se había hecho un puñal de doble filo y de un gomed de largo, y se lo ciñó debajo de su ropa, sobre su muslo derecho. 17 El entregó el presente a Eglón, rey de Moab. Eglón era un hombre muy obeso. 18 Aconteció que después de haber entregado el presente, Ehud despidió a la gente que lo había traído. 19 Pero él se volvió desde los ídolos que están cerca de Gilgal, y le dijo:

—Oh rey, tengo un mensaje secreto para ti.

Entonces él dijo:

—¡Calla!

Luego salieron de su presencia todos los que estaban con él. 20 Y Ehud se acercó a él, quien estaba sentado en una sala de verano que tenía para él solo. Ehud le dijo:

—Tengo un mensaje de Dios para ti.

Entonces él se levantó de su silla, 21 pero Ehud extendió su mano izquierda, tomó el puñal de su muslo derecho y se lo hundió en el vientre. 22 El mango entró tras la hoja, y la gordura cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y le salió por detrás. 23 Luego Ehud salió al pórtico, cerró tras sí las puertas de la sala de verano y puso el cerrojo.

24 Cuando él salió, fueron los siervos del rey y miraron; y he aquí que las puertas de la sala estaban cerradas con cerrojo. Ellos dijeron:

—Sin duda está haciendo sus necesidades en el interior de la sala de verano.

25 Esperaron hasta quedar desconcertados. Pero viendo que él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y la abrieron. Y he aquí que su señor estaba caído sobre el suelo, muerto. 26 Mientras ellos esperaban, Ehud se escapó. Luego pasó los ídolos y se escapó hacia Seirat.

EHUD DERROTA A LOS MOABITAS

27 Cuando llegó, tocó la corneta en la región montañosa de Efraín. Entonces los hijos de Israel descendieron con él de los montes, y él iba delante de ellos. 28 Después él les dijo:

—¡Seguidme, porque Jehovah ha entregado en vuestra mano a vuestros enemigos, los moabitas!
Ellos fueron tras él, tomaron los vados del Jordán que conducen a Moab y no dejaron pasar a nadie. 29 En aquella ocasión mataron como a 10.000 hombres de los moabitas, todos hombres robustos y valientes. No escapó ninguno. 30 Así quedó Moab, aquel día, sometido bajo la mano de Israel.

Y la tierra reposó durante ochenta años.

SAMGAR DERROTA A LOS FILISTEOS

31 Después de él vino Samgar hijo de Anat, quien mató a 600 hombres de los filisteos con una aguijada de buey. El también libró a Israel.

CAPÍTULO 4

DÉBORA, JUEZ EN ISRAEL

1 Después de la muerte de Ehud, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah. 2 Entonces Jehovah los abandonó en mano de Jabín, rey de Canaán, el cual reinaba en Hazor. El jefe de su ejército era Sísara, y habitaba en Haroset-goím.

3 Los hijos de Israel clamaron a Jehovah, porque aquél tenía 900 carros de hierro y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel durante veinte años.

4 En aquel tiempo gobernaba a Israel Débora, profetisa, esposa de Lapidot. 5 Ella solía sentarse debajo de la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín. Y los hijos de Israel acudían a ella para juicio.

6 Entonces ella mandó llamar a Barac hijo de Abinoam, de Quedes de Neftalí, y le dijo:

—¿No te ha mandado Jehovah Dios de Israel, diciendo: "Vé, toma contigo a 10.000 hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón, reúnelos en el monte Tabor, 7 y yo atraeré hacia ti, al arroyo de Quisón, a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y sus escuadrones, y lo entregaré en tu mano"?

8 Barac le respondió:

—Si tú vas conmigo, yo iré. Pero si no vas conmigo, no iré.

9 Ella le dijo:

—¡Ciertamente iré contigo! Sólo que no será tuya la gloria, por la manera en que te comportas; porque en manos de una mujer entregará Jehovah a Sísara.

Débora se levantó y fue con Barac a Quedes. 10 Entonces Barac convocó a Zabulón y a Neftalí en Quedes, y le siguieron 10.000 hombres. Y Débora fue con él.

11 Heber el queneo se había apartado de los queneos descendientes de Hobab, suegro de Moisés, y había ido instalando sus tiendas hasta la encina de Zaananim, que está junto a Quedes.

LA DERROTA DEL EJÉRCITO DE SÍSARA

12 Cuando comunicaron a Sísara que Barac hijo de Abinoam había subido al monte Tabor, 13 Sísara reunió todos sus carros, 900 carros de hierro, con todo el pueblo que estaba con él, desde Haroset-goím hasta el arroyo de Quisón.

14 Entonces Débora dijo a Barac:

—¡Levántate, porque éste es el día en que Jehovah ha entregado a Sísara en tu mano! ¿No ha salido Jehovah delante de ti?

Barac descendió del monte Tabor con los 10.000 hombres detrás de él. 15 Y Jehovah desbarató a filo de espada a Sísara con todos sus carros y todo su ejército, delante de Barac. Sísara mismo se bajó del carro y huyó a pie. 16 Entonces Barac persiguió los carros y al ejército hasta Haroset-goím. Todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno.

La muerte de Sísara

17 Sísara huyó a pie a la tienda de Jael, mujer de Heber el queneo, porque había paz entre Jabín, rey de Hazor, y la casa de Heber el queneo. 18 Jael salió para recibir a Sísara y le dijo:

—¡Ven, señor mío! Ven a mí; no tengas temor.

El entró en la tienda con ella, y ella le cubrió con una manta. 19 Y él le dijo:

—Por favor, dame un poco de agua, porque tengo sed.

Ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y lo volvió a cubrir. 20 Entonces él le dijo:

—Quédate a la entrada de la tienda, y si alguien viene y te pregunta diciendo: "¿Hay alguno aquí?", responderás que no.

21 Pero Jael, mujer de Heber, tomó una estaca de la tienda, y tomando un mazo en su mano fue a él silenciosamente y le metió la estaca por las sienes, clavándola en la tierra, mientras él estaba profundamente dormido y agotado. Así murió.

22 Y he aquí que cuando Barac venía persiguiendo a Sísara, Jael salió a su encuentro y le dijo:
—Ven, y te mostraré al hombre que buscas.

El entró con ella, y he aquí que Sísara yacía muerto con la estaca clavada en su sien. 23 Así sometió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, ante los hijos de Israel. 24 Y la mano de los hijos de Israel comenzó a endurecerse más y más contra Jabín, rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.


LA ACTITUD PERMISIVA ANTE EL PECADO SOCAVA NUESTRA RELACIÓN CON DIOS

REFLEXIÓN

Además, tomaron a sus hijas por mujeres, dieron sus hijas a los hijos de ellos y sirvieron a sus dioses (Jue. 3:6)

No pasó mucho tiempo en que Israel viera lo que sucedería, al dejar con ellos a las naciones que estaban en Canaán. Dios venía advirtiéndoles sobre este caso, el mandato de se les hizo pesado, ya estaban instalados en gran parte del territorio prometido, ya todos habían encontrado su lugar, ya era suficiente de la guerra. Pero fue peor el dejar que esos pueblos vivieran con ellos, no solo por la corrupción de su adoración a Dios; sino que a la final nunca tuvieron paz. Siempre estuvieron en guerra, por no querer hacer la guerra desde el principio; porque el mandato de Dios les pareció un poco fuerte. Tenían que eliminarlos por completo. Si no hacemos esto con el pecado, jamás podremos servir a Dios adecuadamente.

ORACIÓN
                
Mi Dios que pueda yo entender claramente cuál es tu actitud hacia el pecado, que pueda comprender lo que realmente significa tu santidad. Amén.


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