domingo, 29 de marzo de 2015

LECTURA 29 DE MARZO

DÍA 88

29 DE MARZO (1º SAMUEL 5:1-8:22)

CAPÍTULO 5

EL ARCA DE DIOS Y LA IMAGEN DE DAGÓN

1 Después de haber capturado el arca de Dios, los filisteos la llevaron de Eben-ezer a Asdod. 2 Los filisteos tomaron el arca de Dios, la introdujeron en el templo de Dagón y la pusieron junto a Dagón. 3 Y cuando los de Asdod se levantaron temprano al día siguiente, he aquí que Dagón estaba caído en tierra sobre su rostro, frente al arca de Jehovah. Entonces tomaron a Dagón y lo pusieron otra vez en su sitio.

4 Pero al levantarse temprano al día siguiente, he aquí que Dagón estaba caído en tierra sobre su rostro, frente al arca de Jehovah; y la cabeza y las manos de Dagón estaban cortadas, sobre el umbral. Sólo el tronco le había quedado a Dagón. 5 Por esta razón los sacerdotes de Dagón, y todos los que entran en el templo de Dagón, no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta el día de hoy.

EL ARCA TRAE PLAGAS A LOS FILISTEOS

6 La mano de Jehovah se agravó contra los de Asdod: Los asoló y los hirió con tumores, tanto en Asdod como en sus territorios. 7 Al ver esto, los hombres de Asdod dijeron:

—¡Que no se quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre Dagón nuestro dios!

8 Entonces mandaron reunirse con ellos a todos los gobernantes de los filisteos y les preguntaron:
—¿Qué haremos con el arca del Dios de Israel?

Ellos respondieron:

—Que el arca del Dios de Israel sea trasladada a Gat.

Y trasladaron el arca del Dios de Israel. 9 Pero aconteció, después que la habían trasladado, que la mano de Jehovah fue contra la ciudad ocasionando gran pánico. E hirió a los hombres de la ciudad, desde el menor hasta el mayor, de modo que aparecieron en ellos tumores. 10 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y sucedió que cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los de Ecrón dieron voces diciendo:

—¡Han trasladado hasta nosotros el arca del Dios de Israel, para que nos haga morir a nosotros y a nuestro pueblo!

11 Entonces mandaron reunir a todos los gobernantes de los filisteos, y dijeron:

—Enviad el arca del Dios de Israel y que vuelva a su lugar, no sea que nos mate a nosotros y a nuestro pueblo.

Pues había pánico de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí. 12 Los hombres que no habían muerto fueron llagados con tumores, y el clamor de la ciudad subía hasta el cielo.

CAPÍTULO 6

LOS FILISTEOS DEVUELVEN EL ARCA

1 El arca de Jehovah estuvo en la tierra de los filisteos siete meses. 2 Entonces los filisteos llamaron a los sacerdotes y adivinos, y les preguntaron:

—¿Qué haremos con el arca de Jehovah? Dadnos a conocer cómo la hemos de enviar a su lugar.

3 Ellos respondieron:

—Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis sola; sino más bien, enviadle una ofrenda por la culpa. Entonces seréis sanados y entenderéis por qué su mano no se apartó de vosotros.

4 Ellos preguntaron:

—¿Cuál será la ofrenda por la culpa que le hemos de enviar?

Ellos respondieron:

—Daréis cinco tumores de oro y cinco ratones de oro, conforme al número de los gobernantes de los filisteos, porque la misma plaga os ha afligido a todos vosotros y a vuestros gobernantes. 5 Haced, pues, figuras de vuestros tumores y de los ratones que destruyen la tierra, y dad gloria al Dios de Israel; quizás aligere el peso de su mano sobre vosotros, sobre vuestros dioses y sobre vuestra tierra. 6 ¿Por qué endureceréis vuestro corazón, como los egipcios y el faraón endurecieron su corazón? Después que él se había mofado de ellos, ¿no los dejaron ir, y se fueron? 7 Haced, pues, una carreta nueva; luego tomad dos vacas que estén criando, sobre las cuales no haya sido puesto yugo; uncid las vacas a la carreta y haced volver sus terneros, de detrás de ellas, al corral. 8 Tomad luego el arca de Jehovah y ponedla sobre la carreta. Poned junto a ella, en una caja, los objetos de oro que le habéis de dar como ofrenda por la culpa, y dejadla ir. 9 Entonces mirad: Si sube a Bet-semes por el camino hacia su territorio, entonces es Jehovah quien nos ha hecho este mal tan grande. Si no, nos convenceremos de que no fue su mano la que nos hirió, sino que nos ha sucedido por casualidad.

10 Y los hombres lo hicieron así. Tomaron dos vacas que estaban criando, las uncieron a la carreta y encerraron sus terneros en el corral. 11 Luego pusieron sobre la carreta el arca de Jehovah y la caja con los ratones de oro y las figuras de sus tumores. 12 Entonces las vacas se fueron de frente por el camino de Bet-semes. Iban por el camino, mugiendo mientras iban, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Y los gobernantes de los filisteos fueron tras ellas hasta la frontera de Bet-semes.

El arca de Dios vuelve a Israel

13 Los habitantes de Bet-semes estaban segando el trigo en el valle, y alzando sus ojos divisaron el arca y se alegraron al verla. 14 La carreta llegó al campo de Josué, de Bet-semes, y se detuvo allí, porque había una gran piedra. Entonces ellos partieron la madera de la carreta y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehovah. 15 Los levitas bajaron el arca de Jehovah y la caja que estaba junto a ella, en la cual estaban los objetos de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra. Aquel día los hombres de Bet-semes hicieron holocaustos y ofrecieron sacrificios a Jehovah. 16 Cuando los cinco gobernantes de los filisteos vieron esto, regresaron a Ecrón el mismo día.

17 Los tumores de oro que los filisteos dieron a Jehovah como ofrenda por la culpa fueron: uno por Asdod, uno por Gaza, uno por Ascalón, uno por Gat y uno por Ecrón. 18 También los ratones de oro fueron según el número de todas las ciudades filisteas de los cinco gobernantes, tanto las ciudades fortificadas como sus aldeas sin muros. La gran piedra, sobre la cual colocaron el arca de Jehovah, está en el campo de Josué, de Bet-semes, hasta el día de hoy.

19 Entonces Dios hirió a algunos de los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de Jehovah. Hirió a setenta personas del pueblo. Y el pueblo hizo duelo, porque Jehovah los había herido con una plaga tan grande. 20 Los hombres de Bet-semes dijeron:

—¿Quién podrá estar delante de Jehovah, este Dios santo? ¿Y a quién irá desde nosotros?

21 Entonces enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat-jearim, y dijeron:

—Los filisteos han devuelto el arca de Jehovah. Descended y subidla a vuestro lugar.

CAPÍTULO 7

1 Los hombres de Quiriat-jearim vinieron, subieron el arca de Jehovah y la llevaron a la casa de Abinadab, en la colina. Luego consagraron a su hijo Eleazar para que guardase el arca de Jehovah.

ISRAEL SE CONSAGRA A JEHOVAH EN MIZPA

2 Aconteció que desde el día en que el arca llegó a Quiriat-jearim, pasó mucho tiempo, unos veinte años; y toda la casa de Israel gemía por Jehovah. 3 Entonces Samuel habló a toda la casa de Israel, diciendo:

—Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehovah, quitad de en medio de vosotros los dioses extraños y las Astartes, y preparad vuestro corazón para Jehovah. Servidle sólo a él, y él os librará de mano de los filisteos.

4 Entonces los hijos de Israel quitaron los Baales y las Astartes, y sirvieron sólo a Jehovah. 5 Y Samuel dijo:

—Reunid a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehovah.

6 Se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la vertieron delante de Jehovah. Aquel día ayunaron allí y dijeron:

—Hemos pecado contra Jehovah.

Y Samuel juzgaba a los hijos de Israel en Mizpa.

VICTORIA DE ISRAEL EN EBEN-EZER

7 Cuando los filisteos oyeron que los hijos de Israel se habían reunido en Mizpa, los gobernantes de ellos subieron contra Israel. Al oír esto, los hijos de Israel tuvieron temor de los filisteos. 8 Y los hijos de Israel dijeron a Samuel:

—No ceses de clamar por nosotros a Jehovah nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos.

9 Entonces Samuel tomó un cordero de leche y lo ofreció entero a Jehovah, como holocausto. Samuel clamó a Jehovah por Israel, y Jehovah le escuchó. 10 Y aconteció que mientras Samuel ofrecía el holocausto, los filisteos se acercaron para combatir contra los hijos de Israel. Pero Jehovah tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos. El los confundió, y ellos fueron derrotados ante Israel. 11 Los hombres de Israel salieron de Mizpa y persiguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Betcar.

12 Luego Samuel tomó una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y la llamó Eben-ezer, diciendo:

—¡Hasta aquí nos ayudó Jehovah!

13 Así los filisteos fueron sometidos y no volvieron más a invadir el territorio de Israel.

LABOR ITINERANTE DE SAMUEL

La mano de Jehovah estuvo contra los filisteos todo el tiempo de Samuel. 14 Y fueron restituidas a Israel las ciudades que los filisteos le habían tomado desde Ecrón hasta Gat. Israel rescató sus territorios de mano de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y los amorreos.

15 Samuel juzgó a Israel todo el tiempo que vivió. 16 El iba año tras año y hacía un recorrido por Betel, Gilgal y Mizpa; y juzgaba a Israel en todos estos lugares. 17 Después regresaba a Ramá, pues allí estaba su casa; y allí también juzgaba a Israel. Allí mismo edificó un altar a Jehovah.

CAPÍTULO 8

ISRAEL PIDE UN REY

1 Aconteció que habiendo envejecido Samuel, puso a sus hijos como jueces de Israel. 2 Su hijo primogénito se llamaba Joel, y su segundo, Abías. Ellos fueron jueces en Beerseba. 3 Pero sus hijos no andaban en los caminos de él. Más bien, se desviaron tras las ganancias deshonestas, aceptando soborno y pervirtiendo el derecho.

4 Entonces todos los ancianos de Israel se reunieron y fueron a Samuel, en Ramá, 5 y le dijeron:
—He aquí que tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos. Por eso, constitúyenos ahora un rey que nos gobierne, como tienen todas las naciones.

6 Estas palabras desagradaron a Samuel, porque dijeron: "Danos un rey que nos gobierne." Samuel oró a Jehovah, 7 y Jehovah le dijo:

—Escucha la voz del pueblo en todo lo que te diga, porque no es a ti a quien han desechado. Es a mí a quien han desechado, para que no reine sobre ellos. 8 De la misma manera que han hecho conmigo desde el día en que los saqué de Egipto hasta el día de hoy, abandonándome y sirviendo a otros dioses, así hacen contigo también. 9 Ahora pues, escucha su voz, pero adviérteles solemnemente y declárales cuál será el proceder del rey que ha de reinar sobre ellos.

Advertencia sobre el proceder del rey

10 Samuel refirió todas las palabras de Jehovah al pueblo que le había pedido un rey. 11 Y dijo:

—Este será el proceder del rey que reine sobre vosotros: Tomará a vuestros hijos y los pondrá en sus carros y en su caballería, para que corran delante de su carro. 12 Nombrará para sí jefes de millares y jefes de cincuenta. Hará que aren sus campos y sieguen su mies, que fabriquen sus armas de guerra y el equipo de sus carros. 13 Tomará a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y panaderas. 14 También tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus servidores. 15 Tomará el diezmo de vuestros granos y viñedos para dárselo a sus funcionarios y servidores. 16 Tomará a vuestros siervos, a vuestras siervas, vuestros mejores bueyes y vuestros mejores asnos para ocuparlos en sus obras. 17 También tomará el diezmo de vuestros rebaños, y vosotros mismos seréis sus siervos. 18 Aquel día clamaréis a causa de vuestro rey que os habréis elegido, pero aquel día Jehovah no os escuchará.

19 Sin embargo, el pueblo rehusó escuchar a Samuel. Y dijeron:

—¡No! Más bien, que haya rey sobre nosotros. 20 Entonces nosotros seremos también como todas las naciones. Nuestro rey nos gobernará, saldrá al frente de nosotros y llevará a cabo nuestras batallas.

21 Samuel escuchó todas las palabras del pueblo y las refirió a oídos de Jehovah. 22 Y Jehovah dijo a Samuel:

—Escucha su voz y constituye un rey sobre ellos.

Entonces Samuel dijo a los hombres de Israel:

—Regrese cada uno a su ciudad.


SIN DIOS EN NUESTRA VIDA PERECEMOS


REFLEXIÓN

La mano de Jehovah estuvo contra los filisteos todo el tiempo de Samuel. 14 Y fueron restituidas a Israel las ciudades que los filisteos le habían tomado desde Ecrón hasta Gat. Israel rescató sus territorios de mano de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y los amorreos.  (1Sam. 7:13-14)

Cuando decidimos servir verdaderamente a Dios, entonces él empieza a enderezar las cosas que nosotros mismo hemos torcido. Un proverbio dice que cuando estamos con Dios, él reconcilia hasta nuestros enemigos. Así que tomemos esa decisión, busquemos a Dios como debe ser buscados, y veremos como todo empieza a tener sentido nuevamente. Mientras nos alejemos de Dios, estaremos fuera de su protección. El día que decidamos buscarle nuevamente, entonces empezaremos a disfrutar de su protección.

ORACIÓN


Mi Dios que pueda entender que estar lejos de ti, es no recibir tu protección.  Mantenme siempre cerca de ti, aunque a veces no vea su beneficio. Amén.

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