DÍA 72
13 DE MARZO (JOSUÉ
3:1-6:27)
CAPÍTULO 3
LOS ISRAELITAS
CRUZAN EL JORDÁN
1 Josué se levantó muy de mañana y partió
de Sitim con todos los hijos de Israel. Llegaron hasta el Jordán y pasaron allí
la noche antes de cruzarlo. 2 Después de tres días, los oficiales
pasaron por medio del campamento 3 y mandaron al pueblo diciendo:
—Cuando veáis que
el arca del pacto de Jehovah vuestro Dios es llevada por los sacerdotes y
levitas, vosotros partiréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella, 4
para que sepáis el camino por donde habéis de ir; porque vosotros no habéis
pasado antes por este camino. Pero entre vosotros y el arca habrá una distancia
de 2.000 codos. No os acerquéis a ella.
5 Y Josué dijo al pueblo:
—Purificaos, porque
mañana Jehovah hará maravillas entre vosotros.
6 Luego Josué habló a los sacerdotes
diciendo:
—Tomad el arca
del pacto y pasad delante del pueblo.
Entonces tomaron
el arca del pacto y fueron delante del pueblo. 7 Y Jehovah dijo a
Josué:
—Desde este día
comenzaré a engrandecerte ante los ojos de todo Israel, para que sepan que como
estuve con Moisés, así estaré contigo. 8 Tú mandarás a los
sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: "Cuando hayáis llegado
hasta la orilla de las aguas del Jordán, os detendréis en el Jordán."
9 Y Josué dijo a los hijos de Israel:
—Acercaos acá y
escuchad las palabras de Jehovah vuestro Dios. 10 -Y añadió Josué-:
En esto conoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros y que él
ciertamente echará de delante de vosotros a los cananeos, los heteos, los
heveos, los ferezeos, los gergeseos, los amorreos y los jebuseos: 11
He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra cruzará el Jordán
delante de vosotros. 12 Tomad, pues, ahora doce hombres de las
tribus de Israel, uno de cada tribu. 13 Y cuando las plantas de los
pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehovah, Señor de toda la tierra,
se posen en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se cortarán, porque las
aguas que descienden de arriba se detendrán como en un embalse.
14 Sucedió que cuando el pueblo partió de
sus tiendas para cruzar el Jordán, y los sacerdotes iban delante del pueblo
llevando el arca del pacto; 15 y cuando los que llevaban el arca
entraron en el Jordán, en cuanto los pies de los sacerdotes se mojaron en la
orilla del agua (el Jordán se llena hasta sus bordes todo el tiempo de la
siega), 16 las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un
embalse, muy lejos de Adam, ciudad contigua a Saretán. Entonces las aguas que
descendían al mar del Arabá, es decir, al mar Salado, se cortaron por completo.
De este modo el pueblo cruzó frente a Jericó. 17 Y los sacerdotes
que llevaban el arca del pacto de Jehovah estuvieron en seco, firmes en medio
del Jordán, mientras todo Israel pasaba en seco, y hasta que todo el pueblo
terminó de cruzar el Jordán.
CAPÍTULO 4
LAS DOCE
PIEDRAS MEMORIALES
1 Cuando toda la gente acabó de cruzar el
Jordán, Jehovah habló a Josué diciendo:
2 -Toma del pueblo doce hombres, uno de
cada tribu, 3 y mándales diciendo: "Tomad de en medio del
Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras,
las cuales llevaréis con vosotros, y las pondréis en el lugar donde habéis de
pasar esta noche."
4 Josué llamó a los doce hombres a quienes
había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu, 5 y
les dijo Josué:
—Pasad delante
del arca de Jehovah vuestro Dios hasta la mitad del Jordán, y cada uno de
vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de
los hijos de Israel, 6 para que esto sea señal entre vosotros. Y
cuando vuestros hijos os pregunten en el futuro, diciendo: "¿Qué
significan para vosotros estas piedras?", 7 les responderéis:
"Las aguas del Jordán fueron cortadas ante el arca del pacto de Jehovah.
Cuando ésta cruzó el Jordán, las aguas del Jordán fueron cortadas, por lo cual
estas piedras sirven de memorial a los hijos de Israel, para siempre."
8 Los hijos de Israel hicieron como les
mandó Josué: Tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Jehovah había
dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel. Las
llevaron consigo al lugar donde pasaron la noche y las colocaron allí. 9
Josué también erigió doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde
estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Y están
allí hasta el día de hoy.
10 Los sacerdotes que llevaban el arca se
quedaron de pie en medio del Jordán, hasta que se cumplió todo lo que Jehovah
había mandado a Josué que hablase al pueblo, conforme a todo lo que Moisés
había mandado a Josué. Y el pueblo se dio prisa y cruzó.
11 Aconteció que cuando todo el pueblo acabó
de cruzar, también cruzó el arca de Jehovah con los sacerdotes, en presencia
del pueblo. 12 También los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la
media tribu de Manasés cruzaron armados al frente de los hijos de Israel, según
Moisés les había dicho. 13 Como 40.000 soldados, listos para la
guerra, cruzaron delante de Jehovah hacia las llanuras de Jericó, para la
batalla. 14 Aquel día Jehovah engrandeció a Josué ante los ojos de
todo Israel, y le temieron, como habían temido a Moisés, todos los días de su
vida.
15 Jehovah habló a Josué diciendo:
16 -Manda a los sacerdotes que llevan el
arca del testimonio, que salgan del Jordán.
17 Y Josué mandó a los sacerdotes diciendo:
—Salid del
Jordán.
18 Aconteció que cuando los sacerdotes que
llevaban el arca del pacto de Jehovah salieron de en medio del Jordán, y las
plantas de sus pies pasaron a lugar seco, las aguas del Jordán volvieron a su
lugar, desbordando todas sus orillas, como antes.
19 El pueblo salió del Jordán el 10 del mes
primero, y acamparon en Gilgal al este de Jericó. 20 Josué erigió en
Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán, 21 y habló a
los hijos de Israel, diciendo:
—Cuando en el
futuro vuestros hijos pregunten a sus padres diciendo: "¿Qué significan
estas piedras?", 22 daréis a conocer a vuestros hijos diciendo:
"Israel cruzó en seco este Jordán." 23 Porque Jehovah
vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que
acabasteis de cruzar, de la manera que Jehovah vuestro Dios había hecho con el
mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que acabamos de cruzar; 24
para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehovah es
poderosa, y para que temáis a Jehovah vuestro Dios todos los días.
CAPÍTULO 5
LA
CIRCUNCISIÓN EN GILGAL
1 Sucedió que cuando todos los reyes de los
amorreos que estaban al otro lado del Jordán, hacia el occidente, y todos los
reyes de los cananeos que estaban al lado del mar oyeron cómo Jehovah había
secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel, hasta que habían
cruzado, desfalleció su corazón, y no hubo más ánimo en ellos a causa de los
hijos de Israel.
2 En aquel tiempo Jehovah dijo a Josué:
"Hazte cuchillos de pedernal y de nuevo vuelve a circuncidar a los hijos
de Israel." 3 Entonces Josué se hizo cuchillos de pedernal y
circuncidó a los hijos de Israel en Guivat- haaralot. 4 Esta es la
razón por la que Josué los circuncidó: Todos los varones del pueblo que
salieron de Egipto, todos los hombres de guerra, habían muerto por el camino en
el desierto, después que salieron de Egipto. 5 Todos los que habían
salido habían sido circuncidados; pero los que habían nacido en el camino, por
el desierto, después que salieron de Egipto, no habían sido circuncidados. 6
Porque los hijos de Israel caminaron por el desierto cuarenta años, hasta que
murió toda la nación, es decir, los hombres de guerra que salieron de Egipto;
pues no habían obedecido la voz de Jehovah. Por eso Jehovah les juró que no les
dejaría ver la tierra que él había jurado a sus padres que nos daría: una
tierra que fluye leche y miel. 7 Y fue a éstos, a los hijos de
aquéllos, a quienes Jehovah había levantado en su lugar, a los que Josué
circuncidó. Eran incircuncisos, porque no habían sido circuncidados en el
camino. 8 Cuando habían acabado de circuncidar a toda la gente, se quedaron
en el campamento en el mismo lugar, hasta que se sanaron.
9 Entonces Jehovah dijo a Josué: "Hoy
he quitado de vosotros la afrenta de Egipto." Por eso se llamó el nombre
de aquel lugar Gilgal, hasta el día de hoy.
CESA EL MANÁ
EN CANAÁN
10 Los hijos de Israel acamparon en Gilgal y
celebraron la Pascua el día 14 del mes primero, al atardecer, en las llanuras
de Jericó. 11 Al día siguiente de la Pascua, en ese mismo día,
comieron del producto de la tierra, panes sin levadura y espigas tostadas. 12
Y el maná cesó al día siguiente, cuando comenzaron a comer del fruto de la
tierra. Los hijos de Israel nunca más tuvieron maná. Más bien, ese año ya
comieron del producto de la tierra de Canaán.
EL JEFE DEL
EJÉRCITO DE JEHOVAH
13 Sucedió que estando Josué cerca de
Jericó, alzó los ojos y miró; y he aquí que un hombre estaba delante de él, con
su espada desenvainada en su mano. Josué, yendo hacia él, le preguntó:
—¿Eres de los
nuestros o de nuestros enemigos?
14 El le respondió:
—No. Yo soy el
Jefe del Ejército de Jehovah, que he venido ahora.
Entonces Josué,
postrándose en tierra sobre su rostro, le adoró y le preguntó:
—¿Qué dice mi
Señor a su siervo?
15 El Jefe del Ejército de Jehovah respondió
a Josué:
—Quita las
sandalias de tus pies, porque el lugar donde tú estás santo es.
Y Josué lo hizo
así.
CAPÍTULO 6
LA CAÍDA DE
JERICÓ
1 Jericó estaba cerrada y atrancada por
causa de los hijos de Israel. Nadie entraba ni salía. 2 Pero Jehovah
dijo a Josué:
—Mira, yo he
entregado en tu mano a Jericó, a su rey y a sus hombres de guerra. 3
Asediaréis la ciudad vosotros, todos los hombres de guerra, yendo alrededor de
la ciudad una vez. Esto haréis durante seis días. 4 Siete sacerdotes
llevarán siete cornetas de cuernos de carnero delante del arca. Al séptimo día
daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las cornetas. 5
Y sucederá que cuando hagan sonar prolongadamente el cuerno de carnero, cuando
oigáis el sonido de la corneta, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de
la ciudad se derrumbará. Entonces el pueblo subirá, cada uno hacia adelante.
6 Josué hijo de Nun llamó a los sacerdotes
y les dijo:
—Llevad el arca
del pacto, y que siete sacerdotes lleven siete cornetas de cuernos de carnero
delante del arca de Jehovah. 7 -Dijo, además, al pueblo-: Pasad y
rodead la ciudad. Los que están armados pasen delante del arca de Jehovah.
8 Sucedió, después que Josué había hablado
al pueblo, que los siete sacerdotes, llevando las siete cornetas de cuernos de
carnero delante del arca de Jehovah, pasaron y tocaron las cornetas. El arca
del pacto de Jehovah los seguía. 9 La vanguardia iba delante de los
sacerdotes que tocaban las cornetas, y la retaguardia iba detrás del arca,
tocando prolongadamente las cornetas. 10 Pero Josué mandó al pueblo
diciendo:
—Vosotros no
gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca hasta el
día que yo diga: "¡Gritad!" Entonces gritaréis.
11 Así él hizo que el arca de Jehovah diera
una vuelta alrededor de la ciudad; y regresaron al campamento, donde pasaron la
noche. 12 Josué se levantó muy de mañana, y los sacerdotes tomaron
el arca de Jehovah. 13 Los siete sacerdotes que llevaban las siete
cornetas de cuernos de carnero caminaron delante del arca de Jehovah tocando
las cornetas prolongadamente, mientras caminaban, y la vanguardia iba delante
de ellos. La retaguardia iba detrás del arca de Jehovah, mientras tocaban las
cornetas prolongadamente. 14 Así dieron una vuelta a la ciudad el
segundo día y regresaron al campamento. De esta manera hicieron durante seis
días.
15 Aconteció que el séptimo día se
levantaron al amanecer y fueron alrededor de la ciudad de la misma manera,
siete veces. Solamente ese día dieron vuelta a la ciudad siete veces. 16
Y sucedió que a la séptima vez, cuando los sacerdotes habían tocado las
cornetas, Josué dijo al pueblo:
—¡Gritad, porque
Jehovah os entrega la ciudad! 17 Pero la ciudad será anatema a
Jehovah; ella con todas las cosas que están en ella. Sólo vivirá la prostituta
Rajab, con todos los que estén en su casa con ella, porque escondió a los
mensajeros que enviamos. 18 Pero vosotros guardaos del anatema. No
toquéis ni toméis nada del anatema; no sea que hagáis anatema el campamento de
Israel y le ocasionéis destrucción. 19 Pero toda la plata, el oro y
los utensilios de bronce y de hierro serán consagrados a Jehovah y formarán
parte del tesoro de Jehovah.
20 Entonces el pueblo gritó, y tocaron las
cornetas. Y sucedió que cuando el pueblo oyó el sonido de la corneta, gritó con
gran estruendo. ¡Y el muro se derrumbó! Entonces el pueblo subió a la ciudad,
cada uno directamente delante de él; y la tomaron. 21 Destruyeron a
filo de espada todo lo que había en la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y
viejos, hasta los bueyes, las ovejas y los asnos.
22 Josué dijo a los dos hombres que habían
reconocido la tierra:
—Entrad en la
casa de la mujer prostituta, y sacad de allí a ella y todo lo que sea suyo,
como se lo habéis jurado.
23 Entraron los jóvenes espías y sacaron a
Rajab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo. Sacaron a
toda su familia, y los pusieron fuera del campamento de Israel. 24 Y
consumieron con fuego la ciudad, junto con todo lo que había en ella. Solamente
pusieron en el tesoro de la casa de Jehovah la plata, el oro y los utensilios
de bronce y de hierro. 25 Pero Josué preservó la vida a la
prostituta Rajab, a la familia de su padre y todo lo que era suyo. Ella ha
habitado entre los israelitas hasta el día de hoy, porque escondió a los
mensajeros que Josué envió para reconocer Jericó.
26 En aquel tiempo Josué les hizo este juramento
diciendo:
—¡Maldito sea
delante de Jehovah el hombre que se levante y reconstruya esta ciudad de
Jericó! A costa de su primogénito colocará sus cimientos, y a costa de su hijo
menor asentará sus puertas.
27 Jehovah estuvo con Josué, y su fama se
divulgó por toda la tierra.
RATIFICACIÓN DEL LIDER
REFLEXIÓN
Aquel día Jehovah
engrandeció a Josué ante los ojos de todo Israel, y le temieron, como habían
temido a Moisés, todos los días de su vida. (Jos. 4:14)
Aquí podemos ver
como Dios estaba ratificando el liderazgo de Josué, al igual como había
ratificado a Moisés como líder del pueblo. Así que esos son los liderazgos que
realmente valen la pena, aquellos que son ratificados por Dios. Muchas personas
hoy en día pretender ser los líderes que guían al pueblo, pero realmente serán
verdaderos líderes al ser ratificados por Dios. El cargo da autoridad por la
posición, pero la verdadera autoridad, la espiritual, solo la da Dios. Puedes
tener autoridad por la posición que ocupas, pero el respeto de los demás te lo
ganas cuando Dios te engrandece.
ORACIÓN
Mi Señor enséñame
a ser humilde, y así podré obtener respeto de los demás. Amén.
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