DÍA 86
27 DE MARZO (RUT 2:1-1º SAMUEL 1:28)
CAPÍTULO 2
EL ENCUENTRO
DE RUT CON BOAZ
1 Noemí tenía un pariente de su marido, un
hombre de buena posición de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Boaz. 2
Y Rut la moabita dijo a Noemí:
—Permíteme ir al
campo para recoger espigas tras aquel ante cuyos ojos yo halle gracia.
Y ella le
respondió.
—Vé, hija mía.
3 Ella fue y al llegar espigó en el campo
tras los segadores. Y dio la casualidad de que la parcela del campo pertenecía
a Boaz, que era de la familia de Elimelec. 4 Y he aquí que Boaz
llegó de Belén y dijo a los segadores:
—¡Jehovah sea con
vosotros!
Ellos le
respondieron:
—¡Jehovah te
bendiga!
5 Y Boaz preguntó a su criado encargado de
los segadores:
—¿De quién es esa
joven?
6 El criado encargado de los segadores le
respondió diciendo:
—Ella es la joven
moabita que ha vuelto con Noemí de los campos de Moab. 7 Me ha
dicho: "Permite que yo espigue y recoja entre las gavillas, detrás de los
segadores." Ella vino y ha estado desde la mañana hasta ahora. No ha
vuelto a casa ni por un momento.
8 Entonces Boaz dijo a Rut:
—Escucha, hija
mía: No vayas a espigar a otro campo, ni te alejes de aquí. Aquí estarás junto
con mis criadas. 9 Mira bien el campo donde siegan, y síguelas;
porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Cuando tengas sed, vé a
los depósitos y bebe del agua que sacan los criados.
10 Ella se postró sobre su rostro, se
inclinó a tierra y le dijo:
—¿Por qué he
hallado gracia ante tus ojos, para que tú te hayas fijado en mí, siendo yo una
extranjera?
11 Boaz le respondió diciendo:
—Ciertamente me
han contado todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu
marido, y que has dejado a tu padre, a tu madre y la tierra donde has nacido, y
has venido a un pueblo que no conociste previamente. 12 ¡Que Jehovah
premie tu acción! Que tu recompensa sea completa de parte de Jehovah Dios de
Israel, ya que has venido a refugiarte bajo sus alas.
13 Ella dijo:
—Señor mío, halle
yo gracia ante tus ojos, porque me has consolado, y porque has hablado al
corazón de tu sierva, aunque yo no soy ni como una de tus criadas.
14 Boaz le dijo a la hora de la comida:
—Acércate aquí,
come pan y moja tu bocado en el vinagre.
Entonces ella se
sentó junto a los segadores, y él le dio grano tostado. Ella comió hasta que se
sació, y le sobró. 15 Cuando ella se levantó para espigar, Boaz
mandó a sus criados, diciendo:
—Que recoja
espigas también entre las gavillas, y no la avergoncéis. 16 Más
bien, sacad para ella de los manojos y dejad que las recoja, y no la
reprendáis.
RUT Y NOEMÍ
HABLAN DE BOAZ
17 Rut espigó en el campo hasta el atardecer
y desgranó lo que había espigado, y he aquí que había como un efa de cebada. 18
Lo tomó y se fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había espigado. También
sacó lo que le había sobrado de la comida después de haberse saciado, y se lo
dio. 19 Entonces su suegra le preguntó:
—¿Dónde has
espigado hoy? ¿Dónde has trabajado? ¡Bendito sea el que se haya fijado en ti!
Ella contó a su
suegra con quién había trabajado y dijo:
—El hombre con
quien he trabajado hoy se llama Boaz.
20 Y Noemí dijo a su nuera:
—¡Sea él bendito
de Jehovah, pues no ha rehusado su bondad ni a los vivos ni a los que han
muerto! -Noemí le dijo después-: Aquel hombre es nuestro familiar. El es uno de
los parientes que nos pueden redimir.
21 Rut la moabita dijo:
—Además de esto,
me ha dicho: "Permanece con mis criados hasta que hayan acabado toda mi
siega."
22 Noemí respondió a Rut su nuera:
—Está bien, hija
mía, que salgas con sus criadas, para que no te vayan a molestar en otro campo.
23 Estuvo, pues, junto con las criadas de
Boaz espigando hasta que terminó la siega de la cebada y la siega del trigo. Y
ella vivía con su suegra.
CAPÍTULO 3
1 Entonces le dijo Noemí su suegra:
—Hija mía, ¿no
habré de buscar para ti un hogar para que te vaya bien? 2 Y ahora,
¿acaso Boaz, con cuyas criadas has estado, no es nuestro pariente? He aquí que
esta noche él aventará la cebada en la era. 3 Lávate, perfúmate,
ponte tu vestido y baja a la era. Pero no te des a conocer al hombre, hasta que
él haya acabado de comer y de beber. 4 Cuando él se acueste, observa
el lugar donde se acuesta y anda, destapa un sitio a sus pies y acuéstate allí.
Y él te dirá lo que debes hacer.
5 Y ella le respondió:
—Haré todo lo que
me dices.
RUT CONQUISTA
EL CORAZÓN DE BOAZ
6 Entonces Rut bajó a la era e hizo todo lo
que su suegra le había mandado. 7 Cuando Boaz había comido y bebido,
y su corazón estaba contento, se retiró a dormir a un lado del montón de grano.
Entonces ella fue silenciosamente, destapó un sitio a sus pies y se acostó. 8
Y sucedió que a la media noche Boaz se estremeció y se dio vuelta. ¡Y he aquí
que una mujer estaba acostada a sus pies! 9 Entonces él le preguntó:
—¿Quién eres tú?
Y ella respondió:
—Yo soy Rut, tu
sierva. Extiende tus alas sobre tu sierva, porque tú eres pariente redentor.
10 El dijo:
—Jehovah te
bendiga, hija mía. Esta última acción tuya es mejor que la primera, porque no
has ido tras los jóvenes, sean pobres o ricos. 11 Ahora pues, no
temas, hija mía. Yo haré por ti todo lo que tú digas, pues todos en mi ciudad
saben que tú eres una mujer virtuosa. 12 Ahora bien, aunque es
cierto que yo soy pariente redentor, hay otro pariente redentor más cercano que
yo. 13 Pasa la noche; y cuando sea de día, si él te redime, está
bien; que te redima. Pero si él no te quiere redimir, ¡vive Jehovah, que yo te
redimiré! Acuéstate hasta la mañana.
14 Así durmió a sus pies hasta la mañana,
pero se levantó antes que nadie pudiese distinguir a su compañero. Porque él
dijo:
—Que no se sepa
que una mujer ha venido a la era. 15 -También le dijo-: Dame el
manto que está sobre ti, y sostenlo.
Ella lo sostuvo,
y él midió seis medidas de cebada y las puso sobre ella. Entonces ella se fue a
la ciudad. 16 Y cuando vino a su suegra, ésta le preguntó:
—¿Qué sucedió,
hija mía?
Ella le declaró
todo lo que el hombre había hecho por ella. 17 Y añadió:
—Me dio estas
seis medidas de cebada, diciendo: "Para que no vayas a tu suegra con las
manos vacías."
18 Entonces Noemí dijo:
—Descansa, hija
mía, hasta que sepas cómo resulta la cosa. Porque el hombre no tendrá sosiego
hasta que concluya hoy mismo el asunto.
CAPÍTULO 4
BOAZ SE CASA
CON RUT
1 Boaz subió a la puerta de la ciudad y se
sentó allí. Y he aquí que pasaba por allí aquel pariente redentor del cual
había hablado Boaz, y éste le dijo:
—¡Eh, Fulano!
¡Ven acá, y siéntate!
El fue y se
sentó. 2 Entonces Boaz tomó a diez hombres de los ancianos de la
ciudad y les dijo:
—Sentaos aquí.
Y ellos se
sentaron. 3 Entonces dijo al pariente redentor:
—Noemí, que ha
vuelto de los campos de Moab, vende la parte del campo que tuvo nuestro hermano
Elimelec. 4 Yo pensé hacértelo saber y decirte que la adquieras, en
presencia de los que están sentados aquí y en presencia de los ancianos de mi
pueblo. Si quieres redimir, redime. Si no quieres redimir, decláramelo para que
yo lo sepa; porque no hay otro que pueda redimir excepto tú, y yo, después de
ti.
El le respondió:
—Yo redimiré.
5 Entonces Boaz dijo:
—El mismo día que
adquieras el campo de manos de Noemí, deberás también adquirir a Rut la
moabita, mujer del difunto, para restaurar el nombre del difunto a su heredad.
6 Entonces el pariente redentor respondió:
—No puedo redimir
para mí, no sea que perjudique mi propia heredad. Redime tú para ti lo que yo
debería redimir, porque yo no puedo redimirlo.
7 Había desde antaño la costumbre en
Israel, tocante a la redención y las transacciones, que para dar vigencia a
cualquier asunto uno se quitaba la sandalia y la daba al otro. Y esto servía de
testimonio en Israel. 8 Y el pariente redentor dijo a Boaz:
—Adquiérelo tú.
Luego se quitó la
sandalia.
9 Entonces Boaz dijo a los ancianos y a
todo el pueblo:
—Vosotros sois
testigos hoy de que adquiero de mano de Noemí todas las cosas que pertenecieron
a Elimelec y todo lo de Quelión y de Majlón, 10 y de que también
adquiero, para que sea mi mujer, a Rut la moabita, que fuera mujer de Majlón,
para restaurar el nombre del difunto a su heredad, a fin de que el nombre del
difunto no se borre de entre sus hermanos ni de la puerta de su ciudad.
Vosotros sois testigos hoy.
11 Todos los del pueblo que estaban
presentes en la puerta con los ancianos dijeron:
—Somos testigos.
Jehovah haga a la mujer que entra en tu casa, como a Raquel y a Lea, quienes
juntas edificaron la casa de Israel. ¡Que te hagas poderoso en Efrata, y tengas
renombre en Belén! 12 Con los descendientes que Jehovah te dé por
medio de esta joven, sea tu casa como la casa de Fares, el cual Tamar dio a
Judá.
DULCE FINAL DE
LA HISTORIA
13 Boaz tomó a Rut, y ella fue su mujer. El
se unió a ella, y Jehovah le concedió que concibiera y diera a luz un hijo. 14
Entonces las mujeres decían a Noemí:
—¡Alabado sea
Jehovah, que hizo que no te faltase hoy un pariente redentor! ¡Que su nombre
sea celebrado en Israel! 15 El restaurará tu vida y sustentará tu
vejez, porque tu nuera, que te ama y te es mejor que siete hijos, lo ha dado a
luz.
16 Noemí tomó al niño, lo puso en su seno y
fue su ama. 17 Y las vecinas le dieron nombre, diciendo:
—¡Un hijo le ha
nacido a Noemí!
Y le pusieron por
nombre Obed. El fue el padre de Isaí, padre de David.
18 Esta es la historia de los descendientes
de Fares: Fares engendró a Hesrón. 19 Hesrón engendró a Ram. Ram
engendró a Aminadab. 20 Aminadab engendró a Najsón. Najsón engendró
a Salmón. 21 Salmón engendró a Boaz. Boaz engendró a Obed. 22
Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.
EL PRIMER LIBRO DE SAMUEL
1 SAMUEL
CAPÍTULO 1
ANA ORA
PIDIENDO UN HIJO
1 Había un hombre de Ramataim-zofim, de la
región montañosa de Efraín, el cual se llamaba Elcana. Era hijo de Jerojam,
hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Zuf el efrateo. 2 Y tenía dos
mujeres: Una se llamaba Ana, y la otra Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no
los tenía.
3 Aquel hombre subía año tras año desde su
ciudad, para adorar y ofrecer sacrificios a Jehovah de los Ejércitos en Silo.
Allí estaban los dos hijos de Elí: Ofni y Fineas, sacerdotes de Jehovah. 4
Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba porciones a
Penina su mujer y a todos sus hijos e hijas. 5 Y aunque a Ana le
daba una sola porción, él la amaba, a pesar de que Jehovah había cerrado su
matriz. 6 Pero su rival la irritaba continuamente para humillarla,
porque Jehovah había cerrado su matriz. 7 Así hacía cada año, cuando
subía a la casa de Jehovah; ella la irritaba, por lo cual Ana lloraba y no
comía. 8 Y Elcana su marido le dijo:
—Ana, ¿por qué
lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué está afligido tu corazón? ¿No soy yo para
ti mejor que diez hijos?
9 Después de haber comido y bebido en Silo,
Ana se levantó; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto
al poste de la puerta del templo de Jehovah, 10 ella oró a Jehovah
con amargura de alma y lloró mucho. 11 E hizo un voto diciendo:
—Oh Jehovah de
los Ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí
y no te olvidas de tu sierva, sino que le das un hijo varón, entonces yo lo
dedicaré a Jehovah por todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su
cabeza.
12 Sucedió que mientras ella oraba
largamente delante de Jehovah, Elí observaba la boca de ella. 13 Ana
hablaba en su corazón; sólo se movían sus labios, pero no se oía su voz. Elí
creyó que ella estaba ebria. 14 Y le preguntó Elí:
—¿Hasta cuándo
vas a estar ebria? ¡Aparta de ti el vino!
15 Ana respondió y dijo:
—No, señor mío;
yo soy una mujer atribulada de espíritu. No he bebido vino ni licor, sino que
he derramado mi alma delante de Jehovah. 16 No pienses que tu sierva
es una mujer impía. Es por mi gran congoja y por mi aflicción que he hablado
hasta ahora.
17 Elí respondió y le dijo:
—Vé en paz, y que
el Dios de Israel te conceda la petición que le has hecho.
18 Ella dijo:
—Que tu sierva
halle gracia ante tus ojos.
La mujer siguió
su camino. Después comió y no estuvo más triste.
NACIMIENTO Y
DEDICACIÓN DE SAMUEL
19 Se levantaron de madrugada y adoraron
delante de Jehovah. Y volviéndose, llegaron a su casa en Ramá. Elcana conoció a
Ana su mujer, y Jehovah se acordó de ella. 20 Y sucedió que a su
debido tiempo, Ana concibió y dio a luz un hijo. Y le puso por nombre Samuel,
diciendo: "Porque se lo pedí a Jehovah."
21 Después aquel hombre, Elcana, subió con
toda su familia, para ofrecer a Jehovah el sacrificio anual y cumplir su voto. 22
Pero Ana no fue, sino que dijo a su marido:
—Tan pronto como
el niño sea destetado, lo llevaré para que sea presentado ante Jehovah y se
quede allí para siempre.
23 Y Elcana su marido le respondió:
—Haz lo que te
parezca bien; quédate hasta que lo destetes. ¡Sólo que Jehovah cumpla la
palabra que sale de tu boca!
Así que la mujer
se quedó y amamantó a su hijo hasta que lo destetó. 24 Y después de
haberlo destetado, lo llevó consigo y lo trajo a la casa de Jehovah en Silo,
junto con un toro de tres años, un efa de harina y una vasija de vino. El niño
era pequeño.
25 Después de degollar el toro llevaron el
niño a Elí. 26 Y ella dijo:
—¡Oh, señor mío!
Vive tu alma, oh señor mío, que yo soy aquella mujer que estuvo de pie aquí,
junto a ti, orando a Jehovah. 27 Por este niño oraba, y Jehovah me
ha concedido lo que le pedí. 28 Por eso yo también lo dedico a
Jehovah; y estará dedicado a Jehovah todos los días de su vida.
Y adoraron allí a
Jehovah.
LA IMPORTANCIA DE CUMPLIR LO QUE PROMETEMOS A DIOS
REFLEXIÓN
…y estará
dedicado a Jehovah todos los días de su vida (1Sam. 1:28)
Cuando hagas
promesas a Dios, no tardes en cumplirlas dice él en su palabra. Una promesa
hecha a Dios es algo muy serio, él siempre demandará su cumplimiento. Así que
tenemos que ser como Ana, aunque sea un gran sacrificio tenemos que cumplir los
votos hechos a Dios. Así que cuando vayas a hacer un voto a Dios, calcula tus
gastos antes de ponerte a edificar. No sea que no puedas o quieras cumplirlo,
pero Dios no dejará de demandártelo. Entonces tenemos que ser como Ana, aunque
sea un gran sacrificio debemos de cumplir nuestras promesas a Dios. Mejor es no
prometer, que prometer y no cumplir, o seguir esperando por la manifestación de
la misericordia de Dios.
ORACIÓN
Señor al
prometerte algo que pueda cumplirte, dame de tus fuerzas para poderlo lograr.
Amén.
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