DÍA 78
19 DE MARZO (JOSUÉ 23:1-JUECES 1:36)
CAPÍTULO 23
JOSUÉ EXHORTA
A LOS HIJOS DE ISRAEL
1 Mucho tiempo después que Jehovah diera
reposo a Israel de todos sus enemigos de alrededor, aconteció que Josué, siendo
ya viejo y de edad avanzada, 2 convocó a todo Israel, a sus
ancianos, a sus jefes, a sus jueces y a sus oficiales, y les dijo: "Yo ya
soy viejo y de edad avanzada. 3 Vosotros habéis visto todo lo que
Jehovah vuestro Dios ha hecho con todas estas naciones por causa vuestra;
porque Jehovah vuestro Dios es el que ha combatido por vosotros. 4
Mirad, os he repartido por sorteo, como heredad para vuestras tribus, estas
naciones que quedan, así como las que yo he exterminado, desde el Jordán hasta
el mar Grande, hacia donde se pone el sol. 5 Jehovah vuestro Dios
las arrojará de delante de vosotros y las echará de vuestra presencia. Y
vosotros tomaréis posesión de sus tierras, como Jehovah vuestro Dios os ha
prometido.
6 "Por tanto, esforzaos mucho en
guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, sin
apartaros de ella ni a la derecha ni a la izquierda. 7 No os
mezcléis con estas naciones que han quedado entre vosotros. No hagáis mención
del nombre de sus dioses ni juréis por ellos. No les rindáis culto, ni os
postréis ante ellos.
8 "Sólo a Jehovah, vuestro Dios,
seréis fieles, como habéis sido hasta el día de hoy; 9 porque
Jehovah ha echado de delante de vosotros a naciones grandes y fuertes, y nadie
ha podido resistir delante de vosotros hasta el día de hoy. 10 Uno de
vosotros persigue a mil, porque Jehovah vuestro Dios combate por vosotros, como
él os ha prometido. 11 Por eso, tened mucho cuidado, por vuestras
propias vidas, de amar a Jehovah vuestro Dios. 12 Pero si os volvéis
atrás y os adherís a los sobrevivientes de estas naciones que han quedado entre
vosotros, y os unís con ellas en matrimonio y os mezcláis con ellas y ellas con
vosotros, 13 estad seguros de que Jehovah vuestro Dios no continuará
echando a estas naciones de delante de vosotros. Antes bien, ellas serán para
vosotros una trampa y un lazo, azotes en vuestros costados y espinas en
vuestros ojos, hasta que perezcáis en esta buena tierra que Jehovah vuestro
Dios os ha dado.
14 "He aquí que yo estoy para ir por el
camino de todo el mundo. Reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda
vuestra alma que no ha fallado ni una sola palabra de todas las buenas promesas
que Jehovah vuestro Dios os había hecho. Todas se han cumplido para vosotros;
no ha fallado de ellas ni una sola palabra. 15 Pero sucederá que así
como se ha cumplido para vosotros toda palabra buena que Jehovah vuestro Dios
os ha dicho, así también traerá Jehovah sobre vosotros toda palabra mala, hasta
eliminaros de esta buena tierra que Jehovah vuestro Dios os ha dado. 16
Si violáis el pacto que Jehovah vuestro Dios os ha mandado, y os vais y servís
a otros dioses, postrándoos ante ellos, la ira de Jehovah se encenderá contra
vosotros, y rápidamente pereceréis en esta buena tierra que él os ha
dado."
CAPÍTULO 24
DESPEDIDA DE
JOSUÉ Y PACTO EN SIQUEM
1 Josué reunió a todas las tribus de Israel
en Siquem, y convocó a los ancianos de Israel, a sus jefes, a sus jueces y a
sus oficiales. Ellos se presentaron delante de Dios, 2 y Josué dijo
a todo el pueblo:
—Así ha dicho Jehovah
Dios de Israel: "Vuestros padres (Taré, padre de Abraham y de Nacor)
habitaron antiguamente al otro lado del Río, y sirvieron a otros dioses. 3
Pero yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del Río, lo traje por toda
la tierra de Canaán, aumenté su descendencia y le di por hijo a Isaac. 4
A Isaac le di por hijos a Jacob y Esaú. A Esaú le di la región montañosa de
Seír, para que la poseyese, mientras que Jacob y sus hijos descendieron a
Egipto. 5 Entonces envié a Moisés y a Aarón, y castigué a Egipto de
la manera como lo hice allí, y después os saqué. 6 Saqué de Egipto a
vuestros padres, y vosotros llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a
vuestros padres hasta el mar Rojo, con carros y jinetes. 7 Entonces
ellos clamaron a Jehovah, y él puso oscuridad entre vosotros y los egipcios, e
hizo venir sobre ellos el mar, el cual los cubrió. Vuestros ojos vieron lo que
hice en Egipto. Después estuvisteis muchos años en el desierto, 8 y
os introduje en la tierra de los amorreos que habitaban al otro lado del
Jordán. Ellos combatieron contra vosotros; pero yo los entregué en vuestra
mano, y poseísteis su tierra, porque yo los destruí delante de vosotros. 9
Después se levantó Balac hijo de Zipor, rey de los moabitas, y combatió contra
Israel. El mandó llamar a Balaam hijo de Beor para que os maldijese, 10
pero yo no quise escuchar a Balaam. Antes bien, él os bendijo repetidamente, y
yo os libré de su mano. 11 Después cruzasteis el Jordán y vinisteis
a Jericó. Los señores de Jericó combatieron contra vosotros, así como también
los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los heteos, los gergeseos, los heveos
y los jebuseos; pero yo los entregué en vuestra mano. 12 Envié
delante de vosotros la avispa, y ella echó de delante de vosotros a los dos
reyes de los amorreos. Esto no fue con vuestra espada ni con vuestro arco. 13
Yo os he dado una tierra por la cual vosotros no trabajasteis con dureza, unas
ciudades que no edificasteis y en las cuales habitáis. Y coméis de las viñas y
de los olivares que no plantasteis."
14 »Ahora pues, temed a Jehovah. Servidle
con integridad y con fidelidad. Quitad de en medio los dioses a los cuales
sirvieron vuestros padres al otro lado del Río y en Egipto, y servid a Jehovah.
15 Pero si os parece mal servir a Jehovah, escogeos hoy a quién
sirváis: si a los dioses a los cuales servían vuestros padres cuando estaban al
otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Pero
yo y mi casa serviremos a Jehovah.
16 Entonces el pueblo respondió diciendo:
—¡Lejos esté de
nosotros el abandonar a Jehovah para servir a otros dioses! 17
Porque Jehovah, nuestro Dios, es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres
de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. Delante de nuestros ojos él
ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado en todo el camino por donde
hemos andado y en todos los pueblos por los cuales hemos pasado. 18
Jehovah ha arrojado de delante de nosotros a todos los pueblos, y a los
amorreos que habitaban en el país. Nosotros también serviremos a Jehovah,
porque él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué dijo al pueblo:
—No podréis
servir a Jehovah, porque él es un Dios santo y un Dios celoso. El no soportará
vuestras rebeliones ni vuestros pecados. 20 Si vosotros dejáis a
Jehovah y servís a dioses extraños, él se volverá y os castigará, y os
exterminará después de haberos hecho bien.
21 Entonces el pueblo dijo a Josué:
—¡No, sino que a
Jehovah serviremos!
22 Josué respondió al pueblo:
—Vosotros sois
testigos contra vosotros mismos, de que habéis escogido a Jehovah para
servirle.
Ellos
respondieron:
—¡Sí, somos
testigos!
23 Josué dijo:
—Quitad, pues,
ahora los dioses extraños que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro
corazón a Jehovah Dios de Israel.
24 Y el pueblo respondió a Josué:
—¡A Jehovah
nuestro Dios serviremos, y su voz obedeceremos!
25 Aquel mismo día Josué hizo un pacto con
el pueblo, y les dio leyes y decretos en Siquem. 26 Josué escribió
estas palabras en el libro de la Ley de Dios. Y tomando una gran piedra, la
erigió allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehovah. 27
Luego Josué dijo a todo el pueblo:
—He aquí, esta
piedra será un testigo contra nosotros. Ella ha escuchado todas las palabras
que Jehovah nos ha hablado. Será, pues, testigo contra vosotros, no sea que
neguéis a vuestro Dios.
28 Después Josué despidió al pueblo, cada
uno a su heredad.
MUERTE DE
JOSUÉ
29 Sucedió que después de estas cosas murió
Josué hijo de Nun, siervo de Jehovah, cuando tenía 110 años. 30 Y lo
sepultaron en los terrenos de su heredad en Timnat- séraj, que está en la
región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.
31 Israel sirvió a Jehovah todo el tiempo de
Josué y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, quienes
conocían todas las obras que Jehovah había hecho por Israel.
SEPULTURA DE
LOS RESTOS DE JOSÉ
32 Y sepultaron en Siquem los restos de
José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo
que Jacob compró a los hijos de Hamor, padre de Siquem, por 100 piezas de
dinero. Y vino a ser heredad de los hijos de José.
MUERTE DEL
SACERDOTE ELEAZAR
33 También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo
sepultaron en la colina de su hijo Fineas, que le había sido dada en la región
montañosa de Efraín.
EL LIBRO DE LOS
JUECES
CAPÍTULO 1
ESTABLECIMIENTO
DE ISRAEL EN CANAÁN
1 Aconteció, después de la muerte de Josué,
que los hijos de Israel consultaron a Jehovah preguntando:
—¿Quién subirá
primero por nosotros para combatir contra los cananeos?
2 Y Jehovah respondió:
—Judá subirá. He
aquí que yo he entregado la tierra en su mano.
3 Entonces Judá dijo a Simeón su hermano:
—Sube conmigo a
mi territorio y combatamos contra los cananeos, y después yo también iré
contigo a tu territorio.
Y Simeón fue con
él. 4 Entonces subió Judá, y Jehovah entregó en su mano a los
cananeos y a los ferezeos; y derrotaron en Bezec a 10.000 hombres de ellos. 5
En Bezec hallaron a Adonibezec y combatieron contra él. Y derrotaron a los
cananeos y a los ferezeos. 6 Adonibezec huyó, pero lo persiguieron,
lo capturaron y le cortaron los pulgares de sus manos y de sus pies. 7
Entonces dijo Adonibezec: "Setenta reyes con los pulgares de sus manos y
de sus pies cortados recogían las migajas debajo de mi mesa. Tal como yo hice,
así me ha pagado Dios." Y lo llevaron a Jerusalén, donde murió.
8 Entonces los hijos de Judá combatieron
contra Jerusalén, la tomaron, la hirieron a filo de espada y prendieron fuego a
la ciudad. 9 Y después los hijos de Judá descendieron para combatir
contra los cananeos que habitaban en la región montañosa, en el Néguev y en la
Sefela.
10 Luego marchó Judá contra los cananeos que
habitaban en Hebrón y derrotó a Sesai, a Ajimán y a Talmai. (Antes el nombre de
Hebrón era Quiriat-arba.) 11 De allí marchó contra los habitantes de
Debir. (Antes el nombre de Debir era Quiriat-séfer.) 12 Entonces
Caleb dijo:
—Al que ataque y
tome Quiriat-séfer, yo le daré por mujer a mi hija Acsa.
13 Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de
Caleb, fue quien la tomó. Y Caleb le dio por mujer a su hija Acsa. 14
Y aconteció que cuando ella llegó, le persuadió a que pidiese a su padre un
campo. Entonces ella hizo señas desde encima del asno, y Caleb le preguntó:
—¿Qué quieres?
15 Ella le respondió:
—Hazme un favor:
Ya que me has dado tierra en el Néguev, dame también fuentes de aguas.
Entonces Caleb le
dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
16 Los descendientes del queneo, suegro de
Moisés, subieron con los hijos de Judá de la Ciudad de las Palmeras al desierto
de Judá que está en el Néguev de Arad, y fueron y habitaron con el pueblo.
17 Después fue Judá con su hermano Simeón, y
derrotaron a los cananeos que habitaban en Sefat, y la destruyeron. Y pusieron
por nombre a la ciudad Horma.
18 Judá también tomó Gaza con su territorio,
Ascalón con su territorio y Ecrón con su territorio. 19 Jehovah
estaba con Judá, y éste tomó posesión de la región montañosa. Pero no pudo
echar a los habitantes del valle, porque éstos tenían carros de hierro.
20 Después dieron Hebrón a Caleb, como
Moisés había dicho. Y él echó de allí a los tres hijos de Anac.
21 Pero los hijos de Benjamín no pudieron
echar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén. Así que los jebuseos han
habitado con los hijos de Benjamín en Jerusalén, hasta el día de hoy.
22 También los de la casa de José subieron
contra Betel, y Jehovah estuvo con ellos. 23 Los de la casa de José
hicieron un reconocimiento de Betel. (Antes el nombre de la ciudad era Luz.) 24
Los espías vieron a un hombre que salía de la ciudad y le dijeron: "Por
favor, muéstranos la entrada de la ciudad, y tendremos misericordia de
ti." 25 El les mostró la entrada de la ciudad, y ellos la
hirieron a filo de espada; pero dejaron libre a aquel hombre y a toda su
familia. 26 El hombre se fue a la tierra de los heteos y edificó una
ciudad a la que llamó Luz; éste es su nombre hasta el día de hoy.
27 Pero Manasés no pudo echar a los
habitantes de Bet-seán y sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los
de Dor y sus aldeas, ni a los de Ibleam y sus aldeas, ni a los de Meguido y sus
aldeas. Más bien, los cananeos persistieron en habitar en aquella tierra. 28
Sin embargo, aconteció que cuando Israel llegó a ser fuerte, sometió a los
cananeos a tributo laboral, pero no los echó del todo.
29 Tampoco Efraín pudo echar a los cananeos
que habitaban en Gezer, sino que los cananeos habitaron en medio de ellos, en
Gezer.
30 Tampoco Zabulón pudo echar a los
habitantes de Quitrón ni a los habitantes de Nahalal. Los cananeos habitaron en
medio de ellos, pero fueron sometidos a tributo laboral.
31 Tampoco Aser pudo echar a los habitantes
de Aco, ni a los habitantes de Sidón, ni de Ajlab, ni de Acziv, ni de Helba, ni
de Afec, ni de Rejob. 32 Los de Aser vivieron entre los cananeos,
habitantes de aquella tierra, porque no los pudieron echar.
33 Tampoco Neftalí pudo echar a los habitantes
de Bet-semes, ni a los de Bet-anat, sino que habitó entre los cananeos que
habitaban en la tierra. Los habitantes de Bet-semes y los de Bet-anat fueron
sometidos a tributo laboral.
34 Los amorreos contuvieron a los hijos de
Dan en la región montañosa, y no permitieron que bajaran al valle. 35
Los amorreos persistieron en habitar en el monte Heres, en Ajalón y en Saalbín.
Pero al llegar a ser fuerte la casa de José, aquéllos fueron sometidos a
tributo laboral. 36 La frontera de los amorreos se extendía desde la
cuesta de Acrabim, desde Sela hacia arriba.
AGRADANDO A DIOS EN TODO
REFLEXIÓN
…esforzaos mucho
en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés…
(Jos. 23:6)
La fuente de
nuestra bendición verdadera, el centro de apoyo de nuestro avance, nuestra
salud, nuestra vida, nuestra fortaleza para hacer las cosas, están montados en
el esfuerzo que hagamos en obedecer a Dios y cumplir con sus mandatos. En la
medida que nos acerquemos a Dios y busquemos agradarle, nuestras fuerzas serán
renovadas y todo nos saldrá bien. Veremos
venir las bendiciones de Dios, en la medida de que nuestro deseo sea cumplir
con lo que él ha ordenado.
ORACIÓN
Mi Señor que
pueda realmente agradarte en mi comportamiento, por en mí el deseo de hacer tu
voluntad. Amén.
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